domingo, 19 de febrero de 2017

01-25. ASPECTOS FUNDACIONALES DE CARRIZAL


Abrimos esta sección dedicada a mostrar extractos editados del libro: Carrizal Ciudad Municipio de nuestra autoría (2016), así como de algunos otros ensayos que vayamos produciendo sobre aspectos históricos y culturales debidamente registrados en la crónica local y sobre la realidad económica, social, ambiental, política e institucional del Municipio. El propósito es aportar información documentada que puede ser del interés y utilidad de los habitantes de todos los sectores de esta amable localidad del estado Bolivariano de Miranda, al igual que de otras personas interesadas en cualquier lugar del mundo.

Origen de Encomienda
Los pueblos de Los Altos Mirandinos (San Diego, San José, San Antonio, Carrizal, Los Teques y San Pedro), tuvieron un origen anterior a las fechas que tradicionalmente han registrado determinados acontecimientos históricos fundacionales, como han sido la conquista, la fundación, las primeras escrituras de encomiendas o compra-venta de tierras, o la elevación a parroquia eclesiástica. “ya venía desde mucho antes, ese lento enhebrar muros y cariños y hombres a un sitio”, dice Castillo Lara (op. cit.).
El origen es común: todas fueron tierras encomenderas, ricas en minas de oro en sus quebradas y terraplenes, que es la condición económica principal por las que se otorgaron las primeras encomiendas bajo el dominio de los descubridores y conquistadores españoles. La intensa extracción del oro condujo en pocas décadas a su descenso: primero, por el exterminio de los indígenas y luego, por agotarse las fuentes superficiales del mineral. Refiere Castillo Lara (op. cit) que el Cabildo de  la Provincia de Caracas dictó en 1573 la primera ordenanza de Minas, pero ya en 1602 el Gobernador Alonso Arias Vaca, en su Memoria relata que “se han dejado de labrar las minas que en su jurisdicción hay, por falta de naturales, por haberse muerto de viruelas”.
Cuando se acaban los indios y el oro ya no es abundante, entonces las encomiendas se orientaron a la posesión de la tierra, la labranza y la cría de ganado, lo cual definitivamente permitió el asentamiento de las haciendas y comunidades productivas según las Leyes de Indias, que luego perfilaron los pueblos durante los siglos XVI al XVIII.
La población indígena y las tierras de Carrizal estuvieron sujetas al régimen de encomienda establecido por el reino español en el siglo XVI, luego del descubrimiento de América, mediante la cual se le otorgaba derechos por sus servicios militares a súbditos españoles y canarios, distinguidos en el proceso de conquista, que permitía al mismo tiempo consolidar la dominación política colonial y el aprovechamiento económico de las riquezas naturales y del trabajo esclavo de los indígenas.
El alcance de la encomienda también sirvió de estrategia para la culturización, agrupamiento y evangelización de los indígenas en pueblos llamados "Doctrinas", fundamentalmente por la imposición catequizadora de la doctrina cristiana.
Este señalamiento es importante destacarlo para comprender, por qué en las fases subsiguientes de la colonización, se procuró siempre adscribir los pueblos indígenas y mestizos a la jurisdicción parroquial eclesiástica, como una fase superior en la evolución colonial, teniendo una población debidamente adoctrinada en la fe cristiana encomendada.
Según la investigación primaria del Hermano Nectario María en el Archivo General de Indias (Sevilla, España), publicada en el libro “Los Indios Teques y el Cacique Guaicaipuro” (1987), las tierras de Guaicaipuro fueron repartidas por el Capitán español Diego de Losada entre siete encomenderos, todos ellos fundadores de la ciudad de Santiago de León de Caracas, el 25 de julio de 1567. El primero en la lista  de los encomenderos es Pedro Matheos, a quien le es otorgada la encomienda el 5 de marzo de 1568.
Losada detentaba la misión de poblar y edificar los dominios españoles en el “Valle de Los Caracas”, según la Real Cédula otorgada en 1563, cuya extensión alcanzaba hasta una tierra llamada Guaicaipuro. Cita el Hermano Nectario María (ob. cit.), del texto original de la encomienda:
“….Ansimesmo os doy en la dicha encomienda en la provincia de los Teques y comarca de las minas el principal Guacaypuro de nación Teque con todos los principales y capitanejos indios que a el fueren subjetos con todas las aguas que a ellos fueren pertenecientes…”
Esta primera encomienda fue abandonada por Matheos para ser concedida nuevamente el 3 de febrero de 1571 por Juan de Guevara, Teniente de Gobernador de Caracas, a Andrés González (op. cit.), no obstante hubo una sucesión de abandonos, reasignaciones y pleitos pasando por varias manos, pero a la postre Andrés González fue favorecido por fallo de la Real Audiencia de Santo Domingo el 10 de julio de 1584. (op. cit.)
También hay que mencionar como posible origen de encomienda del sitio de Carrizal, la otorgada a Francisco Román, compañero expedicionario de Diego de Losada. Cita el Hermano Nectario María (op. cit): “… encomiendo en nombre de su magestad rreal en vos Francisco Román el cacique Epoyma que vive en comarca de Guacaypuro con todos los indios y capitanejos…”
El dominio de la encomienda en estas tierras de Los Altos por sucesivas herencias, ventas y cambios de propiedad durante los siglos XVII y XVIII, que involucraron los privilegios del señorío de origen español, quedaron trastocados con la liberación de Venezuela del dominio español luego de la Batalla de Carabobo de 1821. No obstante el linaje y la posesión de las tierras se mantuvieron y el sitio de Carrizal quedó en manos de las 36 familias y hacendados arraigados aquí, según consta en el censo poblacional realizado por el Presbítero Manuel Antonio Fernández Feo, primer cura párroco de Los Teques, el 6 de mayo de 1778.
La familia Álvarez, y en particular Don José Manuel Álvarez, tiene una figuración relevante en la historia local, porque a éstos se les atribuyen dos  hechos fundamentales: la gestión ante el Arzobispado de Caracas para la elevación de Carrizal a Parroquia Eclesiástica, y la donación al pueblo de Carrizal de un lote de tierras ocupadas por la incipiente población.

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