domingo, 26 de febrero de 2017

04-25. VISIÓN COMPARTIDA DEL MUNICIPIO





En esta sección se quiere hacer una contribución conceptual y metodológica para la construcción colectiva y consensuada de la visión o imagen objetivo de Carrizal, extensivo a cualquier otro municipio del país, en una prospectiva hasta el año 2025, que pueda ser útil a los órganos del poder público municipal, a las comunidades organizadas y a los actores sociales y económicos, en el diseño e impulso de proyectos viables de desarrollo sostenible, a la escala de las potencialidades, recursos y demandas de la población propia y las zonas de influencia.
Pero antes es preciso dejar sentada una advertencia preliminar sobre lo que no es la visión a los efectos del desarrollo local: la visión no es una rima de marketing; no es una directriz que exige acatamiento o alistamiento militante; no es una función administrativa de la organización. Es, ante todo, un compromiso y una aspiración consensuada de gobernabilidad para hacer que las cosas sucedan según el interés común.
La visión compartida es una imagen objetivo general que se construye de las visiones personales o parciales, en el que todos se sienten identificados con ella. Opera como una aspiración que motiva a la acción y no como una lealtad a un liderazgo o un proyecto ideológico o político excluyente. La visión es un foco de luz que facilita la sinergia y la coherencia de la planificación y la utilización de los recursos para lograr los objetivos y metas del desarrollo local.
Senge (1992) afirma, que una de las razones por las cuales la gente procura construir visiones compartidas, es el deseo de estar conectada en una “tarea importante”, que trasciende las posibilidades de logro individual o que sólo es posible su logro con el esfuerzo compartido de todos. Eleva las aspiraciones de la población; es una expresión de unidad en la diversidad, de fuerza unitaria y colectiva para construir un mejor futuro.
Por su parte, Carucci (1999) afirma, que el hecho de poseer una idea clara de lo que se desea crear y alcanzar, facilita en sumo grado la identificación de las prioridades y la orientación que en definitiva se le imprimirá a la gestión del desarrollo local, de manera que la visión no es una mera declaración del “municipio que queremos”, ubicada en la distancia del futuro, sino que es una definición a priori que expresa un propósito trascendente a alcanzar, que además opera como una fuerza de atracción o foco que guía las acciones y las decisiones de los actores involucrados e interesados en lograrlo. Si a la planificación se le define como un instrumento que precede y preside la acción (Carlos Matus, ipse dixit), la visión expresa en términos definidos la transformación y la “figura” de lo posible.
Carucci (op. cit) se apoya en la tesis del “poder de una visión” desarrollada por Barker en sus estudios, para afirmar que una visión es un sueño en acción; un sueño sin acción no es más que una ilusión; una acción no guiada por un sueño carece de sentido. Tener una visión positiva del futuro es el motivador más poderoso para el éxito de una persona, organización, entidad  pública o una comunidad organizada.
El futuro puede ser influenciado por lo que uno hace antes de llegar a él, y por lo que los demás hacen, del mismo modo como el presente en buena medida es el resultado de las iniciativas y decisiones, acertadas o no, ocurridas en el pasado; seguro es que las acciones de ayer modificaron el curso del presente. Se trata entonces, de diseñar el futuro deseable y adoptar los medios para llegar a él.
En esta misma línea de ideas, Ackoff (2012), sentencia con absoluta convicción y certeza, lo que debe ser la prédica de los gerentes planificadores: el futuro no sólo hay que visualizarlo, sino que hay que crearlo; el objetivo de la planificación es diseñar el futuro deseable e inventar el camino para conseguirlo.
Las visiones compartidas surgen de visiones personales, no de visiones oficiales. Detrás de cada visión personal, está una convicción y un compromiso que al hacerse común entre todos, se convierte en fuerza de transformación. El ejercicio de compartir la visión personal, por ejemplo, de “lo que aspiro sea mi ciudad en el año 2025”, produce a menudo la sorpresa de encontrar más coincidencias que divergencias.
Esta premisa es aún más meritoria, cuando se trata de compartir una visión en la que el dividendo del logro no se mida o prorratee en intereses particulares (económicos, políticos, electorales u otro), sino que los resultados esperados sumen al logro del mejoramiento de las condiciones de vida de toda la población, que es en definitiva la misión común de los actores sociales y públicos que participan en los proyectos democráticos del desarrollo local.
Ahora bien, la dimensión que queremos darle a la visión compartida, no es la de la Alcaldía o el Concejo Municipal; la visión es de todo el Municipio. Los diversos actores políticos, sociales, empresariales, comunitarios e institucionales se deben alinear guiados por la visión acordada por todos. Les corresponde a estos actores en el marco de la planificación estratégica participativa, definir sus respectivas misiones y objetivos de gestión, según sus competencias y atribuciones, pero sin desviar el “curso de la carreta”. El rol de la Alcaldía, el Concejo y el CLPP, es el de liderar, coordinar y ejecutar las políticas y resultados que expresen el logro progresivo de la visión del desarrollo local.
De una manera concluyente, en el programa de capacitación del Proyecto Promoción de la Planificación Participativa del Desarrollo Local, patrocinado y coordinado por la Universidad Católica Andrés Bello (2015), en convenio con la Unión Europea y la Fundación Konrad Adenauer, se establece, que los planes, ordenanzas y actos de gobierno  adquieren plena entidad y significación, cuando responden a una visión del municipio formulada con arreglo a mecanismos de participación y corresponsabilidad, construida a partir de la diversidad de intereses, recogiendo allí los sentires, saberes y voces de los miembros de organizaciones sociales, activistas políticos, defensores de derechos humanos, empresarios y comerciantes, campesinos, trabajadores, estudiantes, gobierno local y ciudadanos en general.
Construcción de la visión compartida
Conforme con la premisa anterior y como un ejercicio de aproximación, se realizaron entrevistas puntuales a dieciséis personalidades del mundo político, institucional, social, económico y comunitario, que representan la vocería de los sectores que generan opinión y que tienen responsabilidades frente a sus respectivas comunidades u organizaciones. A cada uno de ellos de manera individual y directa se le formuló la misma pregunta, en los siguientes términos: ¿Que aspiras sea Carrizal en el futuro, por ejemplo, en el año 2025, que implique impulsar desde ahora un proceso de desarrollo económico, social e institucional para alcanzarlo?
De las respuestas obtenidas, creamos la siguiente síntesis de Visión Compartida, basada en las coincidencias y aspectos consensuados de sus respectivas respuestas y análisis:
Visión Compartida: versión propuesta
En el año 2025 Carrizal habrá alcanzado un desarrollo productivo y turístico, sustentado en sus ventajas competitivas, en su posición geográfica y en la voluntad de transformación de la población organizada, participativa y creadora, fundada en valores democráticos de convivencia, equidad, inclusión, solidaridad, unidad, corresponsabilidad y cultura ciudadana.
Será una ciudad moderna, con espacios y servicios públicos de calidad; ambientalmente sostenible, ordenada y abierta al disfrute de todos. Una ciudad saludable, con oportunidades para el estudio, trabajo, deporte, cultura, paz y progreso; con identidad y orgullo de su propia historia.
Con una organización del poder público de vocación democrática, transparente y de puertas abiertas; eficiente y en permanente proceso de innovación y mejora de la calidad de gestión, dirigida a satisfacer las necesidades, derechos y expectativas de la comunidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario